MARCO TEÓRICO: ANÁLISIS Y REFLEXIONES SOBRE EL TURISMO, GESTIÓN Y POLÍTICA AMBIENTAL EN LA RESERVA DE BIOSFERA PARQUE ATLÁNTICO MAR CHIQUITO (ARGENTINA)
ANÁLISIS Y REFLEXIONES SOBRE EL TURISMO, GESTIÓN Y POLÍTICA AMBIENTAL EN LA RESERVA DE BIOSFERA PARQUE ATLÁNTICO MAR CHIQUITO (ARGENTINA)
MARCO TEÓRICO
Entre las urbanizaciones costeras se selecciona la localidad del Parque Atlántico Mar Chiquita, El paisaje costero es el espacio litoral sumamente valorizado por el hombre. Milton Santos (1996:52) menciona…“todo lo que vemos, o que nuestra visión alcanza es el paisaje”… Está integrado por elementos naturales y antrópicos, constituye la materialización de un instante de la sociedad y…“conforma un conjunto de formas heterogéneas en donde distintas épocas y elementos quedaron subordinados a un movimiento global”… (Santos, 1996:64).
Hablar del paisaje costero, remite a la definición del término costa, que en palabras de Suárez de Vivero (2005:13) lo define como…“franja de tierra que bordea el mar o la zona de contacto entre el medio marino y el medio terrestre”. Por otra parte, Moreno Castillo (2007:19), con una visión más amplia, al referirse a la misma expresión plantea…“es uno de los territorios más problemáticos, en donde se ponen en contacto dos medios: terrestre y acuático, interfieren el uno en el otro, y ambos están sujetos a la influencia de factores, tanto físicos como químicos y climáticos”… Por lo cual, el paisaje costero es un espacio donde se producen interacciones complejas de las siguientes esferas: geósfera (con litosfera), hidrósfera, atmósfera y biósfera.
El litoral es un concepto asociado al paisaje costero, y tal como expresa Barragán Muñoz (2003:18) comprende …“una franja de ancho variable, resultante del contacto interactivo entre la naturaleza y las actividades humanas desarrolladas en ámbitos que comparten la existencia o la influencia del mar”…, es decir, es una zona de interacción entre los fenómenos antropizados y naturales.
Muñoz et al. (2008) afirman: “todo bien que en forma de energía o producto material esté vinculado al espacio litoral a través de su origen, desarrollo, localización o emplazamiento, definido para satisfacer una necesidad humana constituye un recurso costero”. Por tanto, las geoformas junto con los ecosistemas biológicos y atmosféricos, conforman los recursos costeros y se encuentran en constante interacción.
El análisis de la conformación del paisaje en la zona de estudio y la evolución turística, parte de una periodización surgida del estudio de acciones y objetos compartidos en diferentes momentos que permiten reconstruir el momento histórico. Milton Santos (1997:23) sostiene que “las características de la sociedad y del espacio geográfico, en un momento determinado de su evolución, se relacionan con el estado de la técnica, que permite la comprensión de las formas históricas de estructuración, funcionamiento y articulación de los territorios, desde el inicio de la historia hasta la actualidad”.
Además, Callizo (1991:15) afirma que “el crecimiento extraordinario de las actividades turísticas en lo que va del siglo es fruto del crecimiento del tiempo libre propiciado por el desarrollo tecnológico en las sociedades de consumo en los países desarrollados. El mapa de foco de flujos turísticos a escala mundial, reproduce con la finalidad el de los desequilibrios socioeconómicos interregionales”.
Por otra parte, Graciela Benseny (2015:15) manifiesta que “los aportes de la Geografía, el turismo en el territorio litoral implica el consumo de los recursos naturales y su transformación en un espacio de ocio recreativo, que debido a la localización inmóvil de los recursos naturales genera la necesidad de consumo en el propio lugar y origina el desplazamiento de las personas. Las condicionales naturales y el paisaje, en base a los atributos que ofrece el mar, la playa y el clima, conforman el recurso geofísico que permite el desarrollo del turismo en el territorio litoral, acompañado por las obras de equipamiento e infraestructura realizadas por el hombre para brindar mayor atractividad y confort a la urbanización”.
Desde la perspectiva del turismo, los recursos naturales costeros constituyen un espacio de recreo para las prácticas, tanto activas como pasivas, y conforman un área muy dinámica, donde existe una fuerte interrelación entre los ecosistemas terrestres y marinos. En palabras de Vera Rebollo et al.(1997), la presencia de los recursos naturales constituyen el factor determinante que actúan en la localización del turismo y permiten diferenciar entornos configurados por la función turística.
Según Vera Rebollo et al.(1997:93) …“La actividad urbano turística se convierte en el factor polarizador y dinamizador de las economías locales del litoral y su expansión queda condicionada a las posibilidades y disponibilidades de suelo (reducido interés agrícola, proximidad al mar), oportunidades de mercado (crecimiento de la demanda) y desarrollo de infraestructura”.
Cuando se habla patrimonio nos referimos a lo que sostiene Bertoncello (2008: 179) “no debe ser percibido como preexistente ni estático, sino como una construcción social dinámica y sujeta a intereses potencialmente conflictivos, vinculada a un espacio o lugar concreto. En consecuencia, su construcción no se lleva a cabo desvinculada de intereses y acciones, resultados de estructuras sociopolíticas y culturales locales, regionales, nacionales e incluso internacionales”. También comenta que, “los patrimonios tienen consecuencias notables para un lugar o una región, en cualquiera de sus términos, económicos, sociales o culturales. En algunos casos incluso llega a transformar la apariencia física, así como el valor y uso de ciertos espacios, sobre todo si su valor patrimonial es canonizado por instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés)”.
Por otro lado, la constitución de Áreas Naturales Protegidas se fundamenta en el interés público que representa la conservación y uso de la diversidad biológica y del medio ambiente natural.
Por definición un área protegida es: “Un espacio geográfico claramente definido, reconocido, dedicado y gestionado, mediante medios legales u otros tipos de medios eficaces para conseguir la conservación a largo plazo de la naturaleza y de sus servicios ecosistémicos y sus valores culturales asociados”. (UICN, 2008:10).
La concepción y el manejo de los espacios protegidos como bienes públicos, desde su definición teórica, representan complejidades administrativas vinculadas a las diferentes definiciones, contenidos, y figuras de protección que se le asignan y a las funciones ecológicas y sociales que ofrecen.
Las Áreas Naturales Protegidas (ANP) representan una modalidad de regulación de usos del suelo. El rol de los espacios naturales protegidos en la conservación de la naturaleza es diverso, sirven como: un instrumento preventivo de la ordenación territorial, impidiendo el crecimiento urbano en el territorio y acciones para mantener la singularidad de un paisaje y promover el mantenimiento de actividades económicas beneficiosas para el territorio; estimulan las actividades que favorecen la conservación y son ámbitos para alentar la educación y la conciencia ambiental, a través de la comunicación con el público y la prestación de servicios recreativos y turísticos.
La viabilidad para la concreción efectiva de los objetivos delineados para un ANP depende que se constituya una región sostenible, para la cual es necesario que su desarrollo siga patrones sostenibles, no es la región en sí misma la sostenible, sino la forma de intervención en ella (Guimaraes, 2002).
Una intervención responsable es una estrategia integral para planificar la conservación y el uso responsable de los recursos naturales. Esto implica integrar agendas ambientales, sociales y económicas, promoviendo integración, cooperación y alianzas políticas e institucionales, articulando y conciliando objetivos de conservación con objetivos de desarrollo humano y de integración económica y política.
Aunque la valoración de ecosistemas es difícil, es necesario comprender que todas las decisiones que una sociedad toma acerca de un ecosistema son valoraciones y estas, pueden ser hechas con conocimiento explícito sobre los bienes y servicios ecológicos, de las incertidumbres o no; pero cualquier decisión entraña una valoración. (Constanza et al., 1999)
De hecho la valoración es un tema primordial en las elecciones y en las decisiones que se deben tomar acerca de los sistemas ecológicos. Valorar el medio ambiente significa poder contar con un indicador de su importancia en el bienestar de la sociedad.
En el actual contexto global la función de los espacios protegidos reviste importancia, porque no son espacios aislados en el territorio que se puedan planificar y gestionar como una situación o caso particular y acotado, sino que son elementos vinculados estrechamente con su entorno y deben actuar como componentes esenciales en el mantenimiento de la biodiversidad y del equilibrio territorial.
Desde una perspectiva pragmática la filosofía de conservación de la naturaleza puede esbozarse bajo tres grupos de intereses: reconocimiento de la importancia de procesos físicos y ecológicos y mantenimiento de recursos que permitan el bienestar humano y el disfrute del entorno.
En la gestión costera, esta modalidad de regulación de usos de suelo tiene posiblemente un mayor significado, porque esta zona mantiene una fuerte interdependencia entre lo que sucede tierra adentro y los ambientes de playa y marinos. Por lo tanto, las Áreas Protegidas costeras pueden aportar elementos trascendentales en la búsqueda de integración administrativa.
La gestión de la sostenibilidad requiere la integralidad de las políticas públicas, en la búsqueda del manejo sustentable de los recursos costeros se ha generado toda una escuela sobre una visión integradora que permita utilizar el enfoque sistémico para dirigir las políticas públicas que es el Manejo Integrado se Zonas Costeras (Barragán Muñoz, 2003).
Este planteamiento en el contexto socioeconómico e institucional sugiere una serie de cambios de hábitos, de valores y conductas, así como modificaciones en las relaciones y estructuras institucionales, económicas y de mercado. Sin embargo, un elemento central en esta nueva perspectiva es el papel que juega el Estado para cumplir con esta visión y donde se observan áreas de vacancia que resolver.
En este sentido, se debe interpretar el concepto de gestión ambiental como un proceso social, producto de las representaciones de la realidad y de la proyección de situaciones deseadas por parte de los interesados, que dirimen voluntades e intereses compartidos y el conflicto.
Por otra parte, la problemática gestión de una Área Protegida municipal o regional, adquiere otro sentido, en el cual los niveles de conocimientos necesarios para afrontar los puestos de gestión que deben estar coordinados con la planificación de largo plazo, consciente y consecuente con las tendencias modernas de gobernabilidad y sustentabilidad (Barrera Restrepo, 1997).
Magter/Esp/Lic. Cristian César
Grupo "Turismo y Territorio. Espacios Naturales y Culturales"